La transformación de las celebraciones previstas para este año apuntan hacia una evolución de las tendencias nupciales que nos hablan de la entrada en un minimalismo extremo. Pero con minimalismo las diseñadoras no quieren decir sencillez, sino líneas rectas, vestidos lenceros, pocos abalorios y, las ya instauradas, novias con traje y pantalón. La primavera viene cargada de diseños que nos llevan a un mundo de fantasía casi onírico, que pasa por la libertad creativa, que bebe del street style y de los diseños más puristas, pero que se adapta a la realidad que estamos viviendo. ¿Qué busca la novia? Ser sofisticada y actual sin renunciar a su esencia. Así son algunos diseños de las colecciones de novia lanzadas en las últimas semanas y que más nos han gustado. Marta Martí La nueva colección de la firma, Minimal, es una colección cápsula compuesta por seis diseños en tejidos naturales que hablan de sencillez, de feminidad y de poder femenino. Patrones sutiles que evidencian los cambios que estamos viendo en el modo de celebrar bodas: vestidos lenceros, trajes con pantalón, chaquetas, faldas y hasta un vestido mini de algodón bordado. Las posibilidades que ofrece, son infinitas. El camino de esta diseñadora pasa por su compromiso con la sostenibilidad y con el concepto de ‘moda lenta’ o slow que es respetuosa con el entorno. Una (nueva) forma de hacer moda y de crear diseños que cada vez se extiende más y al que las novias le dan cada vez, más valor. The Muse Collective The Muse Collective es un concepto innovador. Se trata de una tienda multimarca para novias contemporáneas que ahora, lanza su primera colección de novias; y no es una colección cualquiera, sino que ya orienta la tendencia hacia ese nueva idea de microbodas o bodas íntimas y desenfadadas, un cajón de sastre que aúna todo lo relacionado al mundo wedding este año. La colección es muy versátil: piezas sueltas que se pueden combinar entre sí para crear nuevos diseños. Capas, velos, vestidos lenceros, chaquetas… Con un claro estilo minimalista, los tejidos, puros y de calidad, cobran especial protagonismo. Todos sus materiales y patrones están diseñados y producidos en Barcelona; y es que la creación artesanal aumenta, si cabe, el valor de sus prendas. 6eme Galerie
Si hay algo que define las colecciones de esta firma gallega, es su potente conexión estilística con las novias que la visten. En medio del caos y con la incertidumbre de no saber cómo se desarrollarán las bodas esta temporada, la nueva colección, lanzada hace tan solo unas semanas es justo lo que faltaba en el mercado: diseños que huyen de lo estridente y rinden tributo a una novia femenina, que busca la belleza relajada. Sus vestidos están orientados a novias que, en algún momento pueden optar por eventos íntimos e informales en los que la comodidad tiene un especial protagonismo. Además, este año, como novedad, los ofrecen a través de su tienda online para que las distancias no se conviertan en un handicap a la hora de hacerse con ellos.
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La moda es siempre reflejo de la sociedad. A través del estudio de las tendencias y la forma de vestir de las gentes, se puede hacer casi un viaje a través de los distintos hitos históricos conociendo sus problemas, sus circunstancias y sus características. Las guerras del pasado siglo, el movimiento hippie o movilizaciones como el feminismo, han calado hondo en los looks de las novias. Hoy, hacemos un repaso por las particularidades de los vestidos de novia en cada etapa del siglo XX. A principios de siglo XX En los primeros años del siglo, seguíamos con la herencia de las bodas señoriales, con vestidos que emulaban el corte victoriano. El mayor cambio que se instauró en esta época fue el color blanco, ya que hasta el momento eran muchas las novias que seguían usando el negro para sus nupcias, en señal de respesto por el fallecimiento de algún familiar cercano. El blanco como color para novias lo instauró la Reina María Victoria el día de su boda, ella fue la precursora, una tendencia que pronto se extendió por toda Europa. Años 30 Con la llegada del cine a todos los rincones de nuestro país, de músicas liberadoras como el jazz y tras superar la I Guerra Mundial, un atisbo de liberación femenina se podía sentir a todos los niveles, también en la moda. Las mujeres dejaron de llevar corsés y los vestidos de novia eran ahora más holgados, más cortos y dejaban entrever la figura femenina al natural. Años 50 Tras el tiempo de pobreza y hambre generados por la guerra, la calidad de los tejidos y de los diseños de los vestidos de novia bajaron su calidad. Tan solo las familias de alto poder adquisitvo podían permitirse diseños que apostaban por la exclusividad. La tendencia vuelve al volumen: es la época del cancán y la era dorada del tul voluminoso. Años 70 Es el momento del movimiento hippie, los pantalones de campana y los primeros bikinis. Estos cambios sustanciales en el street wear hicieron su efecto también en los diseños de moda nupcial: comenzamos a ver las primeras minifaldas, los trajes de chaqueta y complementos como las pamelas. Las novias empiezan a salirse de los cánones establecidos, queriendo marcar la diferencia también en sus propias bodas. Años 90 Durante la década de los 80, el minimalismo deja paso a de nuevo a los vestidos pomposos, los volantes y los cancanes, el velo sigue siendo corto y los ramos recargados (recordemos a Lady Di). Pero en los 90 vuelve al sencillez de las líneas depuradas y se eliminan los apliques recaradaos. Uno de los mejores exponentes de las novias de esta época fue Jackie Kennedy con su vestido de Narciso Rodríguez, tan emulado a lo largo de los años. Siglo XXI
Con el cambio de milenio, la instauración de internet en nuestro dia a día y la democratización de los looks de novia, las tendencias están mucho más disipadas. Las corrientes vienen y van; desde un clasicismo más puro a las tendencias más rompedoras, no hay término medio. La creatividad se mide en el estilo y, de eso, no se pueden dar clases, ni hay diseñador que pueda crearlo. Decir que el velo es uno de los complementos estrella de cualquier bride to be es como decir que esta temporada primavera-verano veremos los colores pastel de nuevo en todos los escaparates, es un hecho. Lo que quizás sea más desconocida es la historia detrás de la prenda, su simbología y cuál es la manera correcta de lucirlo. ¿Cuándo se empezó a usar el velo? El reciente (o no tan reciente, digamos, el constante) auge de los velos en las novias viene inspirado por las tradiciones de la Antigüedad. Ya en la época romana se usaba como símbolo de distinción (hasta sacaron una ley que prohibía a las familias humildes usarlo). También las novias de la Antigua Grecia lo empleaban en sus enlaces. En este caso, los velos se usaban para espantar el mal de ojo. Eran tan tupidos que las novias apenas podían ver a través de ellos; por eso el padre acompañaba a la novia al punto de encuentro con su futuro marido. Y de ahí nace la tradición en la que el padrino acompaña a su hija al altar. Ya en la época actual, tras décadas de excesos en cuanto a accesorios y volúmenes se refiere, como fueron los 70 y los 80 (no hay más que recordar el icónico y poco discreto vestido de novia de Diana de Gales, de David y Elizabeth Emanuel, Londres 1981) llegamos a los años 90 y 2000 en los que el velo como complemento estrella, se desvaneció. Había novias con velo, pero las menos. Fueron los años de las coronas de flores y las diademas de terciopelo (casi todo era de terciopelo). Entonces, ¿qué hito puso de moda el velo de nuevo? Corría el año 2011 y una deslumbrante Kate Middleton recorría la alfombra roja que separaba el Rolls Royce y la Abadía de Westminster. Tras ella un delicadísimo velo de seda de marfil rematado en encaje de Chantilly. Aquella imagen, llena de pureza y belleza, elegancia y distinción marcó un antes y un después en la historia bridal a nivel mundial. A partir de entonces la historia del velo cambiaría por completo; y nuestra concepción de él, también. Llevar el velo de forma adecuada Ante la duda habitual de las novias sobre si deben llevar o no velo, la respuesta siempre variará en función del vestido que lleven: no se recomienda el uso del velo cuando el vestido tiene muchos apliques y detalles o, por ejemplo, concentra en la zona de la espalda la mayor parte de los detalles, ya que deslucirá todo. La idea es que el velo aporte, y no reste. Aunque, a decir verdad, las tendencias de los últimos años nos hablan de minimalismo máximo en cuanto a tendencias nupciales, lo que hace más sencilla la combinación de ambos conceptos. Los velos del futuro
Como diría Radio Futura, “el futuro ya está aquí”. Así que debemos despedirnos del largo y delicado velo de Kate Middleton. Los velos del futuro (es decir, del presente) son como el resto de detalles de las bodas que se celebrarán este 2021: personalizados al máximo. Atrás quedaron los velos bordados con encajes. Ahora la tendencia pasa por hacerlos propios con iniciales, con flores o con formas creativas. Algunas firmas lo elevan de la categoría de complemento, a pieza de diseño. Una apuesta por un símbolo que nunca dejará de sorprendernos. Mientras que las tendencias de los vestidos de novia van y vienen, se diluyen y fluyen con los cambios sociales, las novias que se dirigen al altar, ya sean famosas o no, han compartido durante mucho tiempo un objetivo común: la singularidad. Tanto si buscan un estilo que encarne a la perfección su propia personalidad, como si se trata de una pieza de alta costura exageradamente adornada, el vestido de novia es un secreto que se guarda hasta el último momento y que despierta la curiosidad de invitados (o seguidores de Instagram). En el caso de novias de Familias Reales, cantantes, actrices o celebrities en general, este efecto se multiplica y, por qué no decirlo, se acentúa la búsqueda de vestidos impresionantes, creados a manos de los mejores modistos del mundo, para garantizar no solo la individualidad sino también la idiosincrasia. Ejemplos de algunos de los vestidos de novia más caros Tomemos como ejemplo a Grace Kelly, engendrada de Hollywood convertida en miembro de la realeza, cuya boda histórica con el príncipe Raniero III exigió un vestido digno de su escenario de catedral y una audiencia televisiva de 30 millones de personas. Diseñado por la diseñadora de vestuario ganadora del Premio de la Academia, Helen Rose, el vestido de la princesa presentaba miles de perlas cosidas a mano y encaje de 125 años procedente de Bruselas, un diseño que alcanzó un precio bastante alto en 1956. La realeza moderna sigue el mismo camino. Kate Middleton, por ejemplo, también optó por un diseño atemporal que, naturalmente, exigía un costo igualmente alto. Diseñado por Sarah Burton para Alexander McQueen, el vestido de la duquesa, que se usó para casarse con el príncipe William en 2011, se creó a partir de encaje inglés y Chantilly cortado a mano, el vestido con cuello en V y cintura ceñida que también presenta 58 botones cubiertos de seda gazar con organza en la espalda y una enagua de raso blanco y marfil adornada con encaje de Cluny. Por supuesto, los diseños costosos no están reservados únicamente para la realeza, ya que los magnates de las redes sociales como Kim Kardashian West o Chiara Ferragni también se unen a este selecto grupo de novias. Empezamos el ranking de los 5 vestidos más caros de todos los tiempos, ¿a qué esperas para descubrirlos? Número 5. Kate Middleton, Duquesa de Cambridge Diseñadora: Sarah Burton para Alexander McQueen Año: 2011 Coste original del vestido: 388.422€ Número 4. Kim Kardashian West Diseñador: Givenchy Año: 2014 Coste original del vestido: 447.490€ Número 3. Grace Kelly Diseñadora: Helen Rose Año: 1956 Coste actual del vestido: 514.040 € Número 2. Victoria Swarovski Diseñador: Michael Cinco Año: 2017 Coste original del vestido: 894.890€ El vestido de novia más caro de la historia es el de Serena Williams
Diseñadora: Sarah Burton para Alexander McQueen Año: 2017 El coste del vestido se estima en más de 3 millones de euros Miguel Marinero lanza su primera colección bridal, el resultado de la experiencia que aportan 45 años de historia de la marca. Querida Adèle: “Tienes razón. Hay que amarse y luego hay que decírselo, y luego hay que escribírselo, y luego hay que besarse en los labios, en los ojos, en todas partes”. Víctor Hugo Fruto de la unión de los 45 años de historia de la marca y la honestidad de una familia unida en la búsqueda de la belleza y el optimismo, nace “Querida Adéle” la primera colección de novias de la firma Miguel Marinero. La colección es sincera, femenina y está cargada de sentimiento. A través de un minimalismo depurado, los diferentes vestidos de la colección expresan lo fundamental, sin adornos y sin ostentaciones. Rescatan la tradición de vestirse de novia y muestran una belleza atemporal, limpiando lo innecesario y volviendo a lo más elemental, rescatando así las técnicas artesanales como los plisados o drapeados, los bordados en cerámica con piezas de antiguas vajillas familiares y los frunces estratégicos y repetitivos en la mayoría de las prendas. Tejidos naturales como el lino seda, el ghazar o chiffon. Organzas que ayudan a encontrar el volumen desestructurado de las formas. Algunos materiales son sólidos, secos y compactos, otros son ultra delicados, ligeros, fluyen y su transparencia refleja la silueta femenina. Los colores que predominan en la colección son cálidos y giran entorno a los tonos tierra. Es minimalismo, pero muy sentimental. Y el resultado no es austero, es delicado y singular. Miguel Marinero
Miguel Marinero nace en 1975 como firma referente del lujo y la moda de autor, y propulsora de la artesanía y el saber hacer de manos expertas. Su fundador, Miguel, explora nuevas técnicas y materiales en cada colección, y se abre al mercado internacional de la mano de sus hijos, Nicolás e Inés, sentando las bases de una empresa familiar que une la experiencia de 45 años en el mundo de la moda con las ideas de una nueva generación. Como broche final a este año cargado de retos nace “Querida Adéle”, la primera colección de novias de la firma, para vestir a una mujer MM, femenina y natural, en su día más especial. |
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Marzo 2021
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